No existe, por más que me haya creído que sí, una medida que me permita entender tus reacciones.
¡Tus palabras dependen tan poco de cualquier cosa que te diga
! Parece que fluctuaran según como se las va llevando el viento. Qué
lástima que te encuentres a un par de estaciones de mis pretenciones, qué lástima que no supimos hacer coordinar, los
deseos desencontrados. Qué lástima que no se pudo empezar, aquello que simulaba prometedor. Y notarás que no es
tristeza, no. Es lástima. Ni siquiera llegué a ser feliz a tu lado, como para sentirme triste. Es 'el que hubiese pasado si
...' lo que ahora me desvela. Ahora, es un decir.
¿No es que somos amigos
? Amigos. Que palabra tan ambigua.
¿Y sabés qué
? No me llena.