Probada está la utilidad de los abrazos en todas aquellas situaciones en que sobran las palabras o no logramos encontrar las adecuadas. Los abrazos desconocen los límites del tiempo y del espacio. No tienen plazo de caducidad, pues basta con cerrar los ojos y mirar en el cajón de los recuerdos, para evocar aquel maravilloso momento, y así poder revivir plenamente la sensación del abrazo auténtico.