Contradicción: veneno para la razón. Sinceridad: pariente fiel de la verdad. Agua y aceite son en el terreno de la discusión, se llevan mal como la azúcar y la sal, como un artista ingrato, cuerdas de nylon para un afender estato. Si vas a chocar, mejor bajar... mejor bajar un cambio. Odio y reencor: veneno para el pensador. Imparcialidad: madre de la objetividad. Agua y aceite son en el terreno de la discusión, se llevan mal como los tóxicos y el mar, como un libro prohibido... un franciscano con la Biblia en una mano y en la otra un libro de Platón: la fé contra la razón. La sensación de darle rienda suelta al corazón sin una previa vuelta, despertá, que ponga el freno de mano, así podés llegar entero al mano a mano, con la vida, el día a día. La realidad que tiene el que flashea, la otra realidad es más fea, pero es verdad. Agua y aceite son en el terreno de la discusión, se llevan mal como la eterna infinita lucha entre el bien y el mal, como un saxo alegre, como un millón de acordes quemándose en un fogón sin poder captar la atención de aquel que tenga corazón. La realidad que tiene el que flashea, la otra realidad es más fea, pero es verdad. ¿Y cómo hacer para juzgar correctamente? Con el 95% de la gente ya es suficiente