No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes. Los hechos pasan y hay que dejarlos ir. En la vida nadie juega con las cartas marcadas. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú. La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando puertas abiertas por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción.